lunes, 30 de mayo de 2011

Productos ecológicos vs alimentos transgénicos

Ya es de todos conocido el uso de pesticidas, herbicidas, medicamentos, etc...por parte de agricultores y ganaderos, pero ¿sabemos realmente toda la verdad? ¿O nos la cuentan de la forma que a ellos les conviene? Creo que es un tema en el que deberíamos invertir tiempo a investigar, pues podemos sorprendernos de lo que realmente estamos consumiendo, aún cuando lo que tomamos entra en el grupo de “lo sano”.

Hace un tiempo que estoy siguiendo el tema, y nunca dejo de sorprenderme cuando descubro algo nuevo. ¿quieres descubrirlo tú también? Si no estás seguro, te aconsejo que dejes de leer...


En el primer momento en que nos interesamos por los alimentos ecológicos confieso que fue, principalmente por el sabor. La fruta por ejemplo, ya no sabe igual que hace unos años. ¿Te acuerdas del sabor de los tomates de cuando éramos pequeños? Exacto, nada que ver con los de ahora.
Después leyendo artículos y viendo documentales nos dimos cuenta de que los productos que se usan, aunque en dosis bajas no provocan daño en la salud, son bioacumulables, es decir, no se eliminan con el tiempo y se acumulan en el cuerpo. Lo que quiere decir que algún día tendremos en el cuerpo tanta acumulación de sustancias nocivas que empezará a ser preocupante y lo empezaremos a notar en la salud. Aunque ya, se están empezando a ver algunas consecuencias.

Me gustaría mucho que leyeras el artículo que cambió mi vida, hubo un antes y un después en mi pensamiento respecto a la comida. Se publicó en El Semanal, y no tiene desperdicio alguno. El artículo es este:

(Comer puede ser malo para la salud,incluso comiendo sano)

Cuenta cómo afecta a nuestra salud las sustancias químicas que introducimos en nuestro organismo cada vez que comemos algo, (aunque sea una ensalada “sana”), y que muchas de las enfermedades que se están manifestando actualmente no son fruto de la casualidad, sino que las dioxinas cancerígenas halladas en los pollos, las nanomoléculas de las cremas bronceadoras o los desodorantes, los productos fitosanitarios de las frutas...(por ejemplo, porque hay muchos más), tienen mucho que ver.

Dejo a tu disposición otro documento interesante, en el que nos explica cómo los alimentos transgénicos han entrado en nuestras vidas sin que nos demos cuenta. Actualmente lo normal es comer una lechuga o una naranja modificada genéticamente, no consumirla natural, “del huerto al plato”: Cuando lo que cambia es el sabor, la apariencia (claro, es más bonita, por eso la han modificado), y por supuesto, las sustancias que hacen que cada vez tengamos más papeletas de sufrir alguna enfermedad, (Dios no lo quiera).

Comer sólo comida

Te estoy hablando, (o mejor dicho, escribiendo) de la agricultura, pero la ganadería no se libra :nono:
En el siguiente documental se muestra todos los procedimientos a los que están sometidos los pobres animales que luego llegan a nuestro plato. Personalmente creo que cuentan la verdad más “light”, pues si cuentan con una sonrisa en la cara las vacunas y tratamientos que administran a lo que mas tarde será nuestro alimento....¿qué es lo que queda debajo de la tapa? Realmente me asusta.
El documental consta de 6 partes, pero te aconsejo que no dejes de verlo.



A los huevos les administran una vacuna para que cuando nazca el pollito cuente con unas defensas y así evitar que enferme. Sin contar que siendo pollito recibe otras cuantas vacunas. Esto, ¿a quién beneficia? Obviamente al consumidor no, pues cuando el animal se sacrifica, su organismo todavía cuenta con éstas sustancias y virus (las vacunas son virus aletargados) que, cuando llega a nuestro plato, ¿quién se come? Exacto, tú.
Lo mismo pasa con vacas, cerdos, ovejas, etc... los medicamentos que les administran por simple “precaución” (no te engañes, no es por tu salud, el motivo es para evitar tener que aislar al animal enfermo y así evitar pérdidas), lo absorbe nuestro organismo. La diferencia es que el animal “sólo” se lleva su parte, mientras que nosotros nos llevamos la de todos los animales que comemos, así que imagina cómo está tu organismo. ¿Después nos sorprende que una simple pastilla no nos haga efecto?

Hay miles de documentos en internet que puedes leer, si te ha picado la curiosidad. Es bueno aunque sea, plantearnoslo, pues ese es el principio. Si todos empezáramos a consumir productos naturales, los agricultores y ganaderos no tendrían más remedio que cambiar su política y todos ganaríamos con el cambio. Vale la pena intentarlo, ¿no crees?

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