Una de las cosas que creo que hacemos todos el 31 de Diciembre es hacer balanza del año, pensamos: “¿Me ha ido bien? ¿He aprovechado el año? ¿Lo he desperdiciado?”, en algunos casos estamos satisfechos, ha sido un año bien avenido donde las alegrías han predominado (pues felicidades). Otros casos serán menos afortunados, habrán tenido más de un disgusto (y más en éstos tiempos de crisis) y están esperando como locos que se pase el año. Como si el cambio de año arreglara todo, pero en fin, es normal y todos lo hemos pensado alguna vez. Pues ya ha llegado, para bien o para mal el 2010 se acaba y empezamos otra década.
Personalmente, no me puedo quejar. Ha sido un año súper intenso para mí. En Enero supe que estaba embarazada, y a partir de ese momento mi vida cambió por completo. He tenido un embarazo muy sano y feliz. 38 semanas después colocaron en mi pecho a un precioso niño, que ha día de hoy es el responsable de que mi mundo de vueltas. Por eso las cosas malas de éste año no pueden conmigo, las he cogido, las he metido en una bolsa y las he tirado al contenedor de los malos recuerdos, eso sí, sin reciclar que no quiero que vuelvan.
Gracias a todo el mundo que me quiere y me ha apoyado en todo momento. Gracias a mi hermana y a mi madre, que siempre están ahí y sé que nunca me faltarán. Gracias a mi marido, por hacerme feliz, que lo quiero con locura. Os quiero a todos, de verdad.
Y ya basta de sentimentalismos, que hoy es un día de alegría. Hay que celebrar las alegrías que nos ha regalado éste año y que la parte negativa se queda atrás.
No olvidéis poneros la ropa interior roja, brindar con un objeto de oro dentro de la copa de champagne y los buenos pensamientos para empezar con buen pie el año.
Os deseo a todos una feliz despedida del 2010 y una feliz entrada en el 2011.
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